El Valle del Itata, con siglos de historia vitivinícola, ofrece un paisaje cultural único donde la naturaleza se entrelaza con la tradición. Los viñedos, el trabajo de agricultores, y antiguas bodegas conforman un entorno rural cargado de historia y saberes transmitidos de generación en generación. Este paisaje no solo refleja el esfuerzo humano, sino también las fiestas y costumbres locales que celebran esta rica herencia.
La viticultura en el valle fue introducida por los conquistadores españoles, y los jesuitas impulsaron su desarrollo durante los siglos XVII y XVIII.
Portezuelo, Guarilihue y otras localidades mantienen vivas las tradiciones de la producción artesanal, especialmente con cepas como la País, Cinsault y Moscatel, que caracterizan esta zona del secano costero.
El patrimonio también está presente en las fiestas locales, como la Fiesta de la Vendimia de Portezuelo, donde los métodos tradicionales de pisado de uva y la elaboración del vino son recreados. Celebraciones como la Fiesta de la Chicha en Batuco y la Noche del Cinsault destacan la diversidad de productos y el atractivo turístico del valle.
A través de su rica historia, paisajes encantadores y celebraciones culturales, el Valle del Itata invita a descubrir un patrimonio vitivinícola que sigue vivo, conservando su autenticidad y encanto rural.